lunes, 2 de marzo de 2015

CUANTOS TIPOS DE INSEGURIDAD HAY 


Inseguridad de origen externo. Es aquella que se origina principalmente como consecuencia de una amenaza externa y actual a cualquiera de los valores de la personalidad. Responde a una situación de peligro cierta e inmediata, más o menos grave, por lo que su existencia está plenamente justificada y forma parte de nuestro existir personal, contingente y limitado. Es característico de esta forma de inseguridad que, a diferencia de la que mencionaremos a continuación, cuando desaparece el objeto o situación amenazante cesa por completo el malestar interior. Son ejemplos de esta clase de inseguridad: la que sentimos ante cualquier amenaza a nuestra vida – un bombardeo, un camino excesivamente accidentado, etc. –, una crisis económica que amenaza la estabilidad de nuestra profesión o de nuestros bienes, el peligro de perder una persona muy querida, etc.
Conviene tener en cuenta que, a pesar del carácter objetivo y justificado de esta clase de inseguridad habitual, se mezclan en ella factores de la clase siguiente que aumentan e intensifican artificiosa mente la agudeza del propio sentimiento de inseguridad en grado sumo, de manera que rara vez se viven estas situaciones externas de peligro con la actitud y la fuerza de ánimo que tendríamos de un modo natural, si no se interfirieran de por medio nuestros conflictos interiores.

– Inseguridad de origen interno. Es provocada principalmente por la amenaza de que los contenidos fuertemente reprimidos en el inconsciente –impulsos, sentimientos e ideasirrumpan en la mente consciente. O bien, por la interpretación excesivamente tendenciosa y negativa de las situaciones exteriores, debida a la fuerte presión y deformación que aquellos contenidos reprimidos ejercen de modo constante sobre la mente.
Es así como una persona puede sentir una constante angustia interior, sin nada exterior que lo motive o justifique: presión interna de lo reprimido. O bien, puede sentirse insegura y angustiada ante situaciones que de por sí no tienen apenas importancia, pero que la persona las vive como si fueran gravemente peligrosas o insoportables: valoración deformada de la situación por efecto de la presión ejercida sobre la mente por lo reprimido.
Los impulsos sexuales, la agresividad y las fuertes ambiciones, por ejemplo, son muy a menudo contenidos reprimidos en el inconsciente cuya presión por salir al exterior ocasionan angustia a muchas personas, a aquellas precisamente que están esforzándose por ser muy castas, muy pacíficas y muy moderadas en su vida cotidiana. Y la enorme susceptibilidad que muestra el tímido ante una frase o una actitud más o menos banal de alguien hacia él, es un ejemplo sencillo del caso.

– Inseguridad de origen trascendente. Hay que señalar también la existencia de un tipo de inseguridad que no radica en la amenaza a ninguno de los contenidos elementales de la personalidad. Se trata de un malestar, de una inquietud y desasosiego que ninguna satisfacción de tipo personal puede calmar. No hay apenas problemas internos procedentes del pasado y, no obstante, la persona está ansiando algo indefinido que no puede precisar y que le hace vivir como extraño en todas las situaciones de su vida concreta. Esta inquietud y ansiedad que a veces llegan a una real angustia, solamente pueden calmarse y resolverse con la actualización efectiva de los niveles superiores de la personalidad, ctlya toma de conciencia y activación traen consigo el auténtico conocimiento trascendente de la Verdad y la verdadera experiencia de la Vida espiritual.
Hasta cierto punto es normal y conveniente que la persona viva cierto grado de inseguridad metafísica y religiosa. En realidad, sólo debería carecer de esta clase de inseguridad aquella persona que viviera interiormente una conciencia plena de intuición y de espiritualidad, y que hubiera actualizado toda su vida interior referente al mundo de la Verdad y al mundo del Bien y del Amor. Sería la única persona a quien correspondería en rigor vivir en paz, con una seguridad total. Pero para los demás mortales que no hemos conseguido alcanzar esa cima por lo menos no en grado tan elevado– es síntoma de salud el sentir inquietud y desazón respecto a los valores trascendentes.

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